La nueva coalición alemana: poder y tecnología
Las iniciativas tecnológicas francoalemanas se habían hecho en un sentido de política industrial, pero hasta ahora nunca lo habían sido en política exterior.
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Alemania, que es un país que destaca hacia fuera por su política industrial y exportadora y una fuerte influencia política en la UE, padece de un nivel limitado de digitalización hacia dentro, en la economía interna del país: es el 11º de 27 Estados miembros de la UE en la media de capital humano con habilidades digitales, conectividad, integración de tecnologías digitales en empresas y servicios, y servicios públicos digitales.
Lo que este acuerdo de coalición ha propuesto va más allá de la digitalización de activos: busca otra mirada, más vinculada a su proyección exterior y liderazgo, la de crear una política exterior tecnológica, algo que sería nuevo en el país y que le permitiría alinearse y sumarse a la liga de los pocos países que ya han empezado a hacerlo. Algunos de estos son Dinamarca con su Embajadora Tecnológica; EEUU con la recién anunciada estructura del Departamento de Estado para defender sus intereses en asuntos tecnológicos; o las reuniones de alto nivel de Emmanuel Macron con las “Big Tech”.
Siguiendo el tradicional tono pragmático, la alianza tripartita reconoce que Alemania se está quedando atrás en la carrera y debe trabajar por desarrollar un liderazgo tecnológico. Lo enmarca como una “transformación fundacional” para convertirse en un poder tecnológico tanto a nivel global como europeo. Es por ello que se compromete a articular una política exterior tecnológica activa con tres niveles de trabajo.
En el nivel multilateral, promover una gobernanza global de Internet libre y abierta en las negociaciones de Naciones Unidas. En el nivel europeo se buscan dos vías: no solo fomentar una política europea tecnológica más fuerte y consistente, sino que los Estados miembros también trabajen de forma más coordinada entre sí. El tercer nivel es el propiamente alemán: aspiran a fortalecer su liderazgo en estándares a través de varios organismos internacionales, que se están convirtiendo en un terreno de competición geopolítica cada vez mayor.
La propuesta alemana de geopolítica tecnológica abierta y democrática también se acompaña de tener una posición más sólida en los debates sobre responsabilidad de los Estados en el ciberespacio en Naciones Unidas, o lanzar mecanismos de control en el desarrollo de biotecnología, armas hipersónicas, espacio exterior, ciberseguridad e inteligencia artificial.
Fuente: Hoy día Cordova
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